Félix Rodríguez de la Fuente dijo que el Parque Natural de Cabrera era “el Mediterráneo de Ulises a una hora de Mallorca”. Esta afirmación nunca ha sido tan cierta como ahora, desde que el pasado 1 de febrero de 2019 se ha convertido en el mayor Parque Nacional de España. De unas 10.000 hectáreas se ha pasado a proteger unas 90.000, tanto terrestres como marinas.
Al igual que las otras cabreras mediterráneas (Capri, Caprera o Capraia), el Archipiélago de Cabrera ha permanecido deshabitado durante largos periodos de la historia, por eso, la sensación al estar allí es de que se ha parado el tiempo, pese a que esté situado a tan solo diez millas de la Colònia de Sant Jordi, al sur de Mallorca.
Las playas en Cabrera tienen aguas cristalinas y arena blanca, y puedes disfrutar de ellas alrededor de todo el archipiélago: en las islas de Cabrera y Conillera y en los 15 islotes (na Foradada, illot de na Foradada, illot Pla, na Pobra, na Plana, l’Esponja, na Redona, illa des Fonoll, illa de ses Bledes, l’Imperial, estel de s’Esclata Sang, estel de Fora, estel des Coll, estel Xapat, illa de ses Rates).
A pesar de su pequeño tamaño la reserva de Cabrera está llena de actividades para todos los públicos que puedes disfrutar con nuestras excursiones. Por ejemplo, en nuestra excursión en barco a Cabrera Classic Tour podrás pasar un día en Cabrera y visitar uno de los lugares más emblemáticos: la Cueva Azul en Cabrera, en la que sobre todo a media tarde, cuando los rayos del sol la iluminan, se producen efectos espectaculares de luz y color.
Si además de la costa te interesan los enclaves históricos, culturales y naturales de la Isla, puedes visitar el Castillo de Cabrera, el Museo, los yacimientos arqueológicos, el monumento de los franceses, el Faro de n'Enciola, el Jardín Botánico o las playas de Sa Platgeta y s’Espalmador con nuestra excursión Premium Tour.
Más de 400 especies botánicas, 200 especies de peces, las famosas sargantanas, la puesta de sol, el puerto natural, la cantina o el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera es un paraíso que se mantiene casi intacto desde la época de Ulises (y a menos de una hora de la Colonia de Sant Jordi en Mallorca).